sábado, 11 de diciembre de 2010


Este texto lo escribi hace tiempo espero que os guste;
Camina descalza por un suelo frio y húmedo, va viendo escenas de su vida, risas con sus amigos, sinceros, sencillos, bonitos… pero lo que más ve son los momentos amargos en los que se siente sola, tiene miedo en todos ellos, el sentimiento la paraliza, tapa cada bonito detalle, cada situación divertida y la deja sumida en la más profunda oscuridad…
Oscuridad camina en ella y de repente otra imagen aparece ante sus ojos, es ella, esta llorando en el cuarto de baño, vuelve a sentir miedo, duda sobre si algún día alguien la valorara, apoya la cabeza en la pared y sigue llorando. Mira de reojo el cuchillo tirado en el suelo, lo coge con decisión, ya no puede más, esta cansada de luchar contra el miedo, solo quiere que ese sentimiento de valla.
Sangre, esta rodeada por un gran charco de sangre de un rojo oscuro, apenas oye los gritos de su madre, su padre intenta tirar la puerta, pero es tarde, muy tarde, ya nadie puede ayudarla.
De los cortes de sus brazos se escapa una vida llena de temores, pero también de amigos y bueno momentos, por desgracia en ese momento el miedo fue más fuerte.
Su madre llora desconsolada, pero ella piensa que pronto se recuperara, ella quiere que sigan sus vidas.
-Miedos.
Una voz aparece de entre la oscuridad. Ella se asusta mira para todos lados pero solo ve oscuridad.
-Los miedos son los peores enemigos del humano.
-¿Quién eres? ¿Qué quieres?
-soy lo único que realmente deberías haber temido en vida, pues soy La Parca. Y he venido a llevarte al otro lado.
De repente un barco se acerca a ella, es grande y tiene pinta de ser viejo pero resistente, en el viaja una sombra, cuando se fija no es una sombra sino un esqueleto vestido con una túnica negra como la oscuridad más profunda. A un lado del esqueleto hay una guadaña.
-ya es muy tarde ven-dijo extendiendo su esquelética mano- te llevare a un lugar donde el miedo no podrá alcanzarte nunca más.
Ella sube y nota como ya no tiene miedo, se arrepiente de no haber sido un poco más fuerte de no haber disfrutado la vida pero ya no puede hacer nada, pero de lo que no se arrepiente es de lo que vivo.